Competition in this pair is now closed. Source text in English When my wife told me she was pregnant, I got that stomach-churning sensation that hits you on a plunging roller coaster. I was excited, yes, but... oh my God. Parenting was for, well, parents.
So here I stand, bug-eyed and sweating buckets like some poorly-drawn cartoon character, the question marks floating in the air around my head while I try to prepare myself for the complete care and responsibility of another living being besides my cat. I'm responsible for making sure this little human doesn't grow up and turn into a complete monster. If the child turns out a social moron-- my fault. If the babe can't find Luxembourg on the map, blame me for not providing a better education. They'll need therapy, and of course that will be on my head too. So many opportunities for wrong turns!
I remember the day my father sat me down and awkwardly told me about the birds and the bees; it was perhaps the most excruciating and embarrassing half hour of both our lives. I can't do that to another human being.
Maybe I'm getting a little ahead of myself here. I can do this, I say; I'll be a great father. My child will be reared a well-rounded, educated, upstanding citizen of the world, and he or she won't hate me.
And then I imagine the baby, still safe within the confines of my wife's belly, suddenly opening an alarmed eye as the thought enters his or her mind: "What if my dad just can't hack it? | The winning entry has been announced in this pair.There were 57 entries submitted in this pair during the submission phase. The winning entry was determined based on finals round voting by peers.
Competition in this pair is now closed. | Cuando mi esposa me dijo que estaba embarazada, sentí que el estómago se me revolvía como si cayera en picada en la montaña rusa. Sí, estaba emocionado pero... ¡cielos! Yo pensaba que la paternidad era, bueno, pues para los padres de familia.
Así que heme aquí, con el ojo cuadrado y sudando a chorros, como una caricatura mal hecha. Signos de interrogación giran en torno a mi cabeza mientras trato de prepararme para asumir la responsabilidad absoluta del cuidado de otro ser vivo --además del gato--. Es mi deber asegurarme de que cuando este pequeño ser humano crezca no se convierta en un verdadero monstruo. Si este niño resulta ser un tarado que no funciona en sociedad, será por mi culpa. Si la nena no es capaz de encontrar Luxemburgo en el mapa, me echarán la culpa por no haberle dado una mejor educación. Necesitará terapia psicológica y, desde luego, también por culpa mía. ¡Hay tantas cosas que podrían salir mal!
Recuerdo aquel día cuando mi papá me pidió que me sentara y torpemente me explicó que los bebés no vienen de París. Creo que probablemente ha sido la media hora más penosa y difícil de nuestras vidas; yo no podría hacerle lo mismo a otro ser humano.
Tal vez me esté adelantando a los hechos. Me digo a mí mismo que puedo hacerlo, que seré un gran padre. Mi hijo será un ciudadano del mundo equilibrado, culto y honrado y no me guardará ningún rencor.
Y luego me imagino que el bebé, todavía resguardado en los confines del vientre de mi esposa, de repente abre los ojos lleno de asombro y piensa: “¿Y qué tal si mi papá no da el ancho?”
| Entry #1643
Winner Voting points | 1st | 2nd | 3rd |
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25 | 6 x4 | 0 | 1 x1 |
| Cuando mi esposa me dijo que estaba embarazada, sentí que el estómago me daba un vuelco, como cuando uno está en una montaña rusa en carrera hacia abajo. Me emocioné, claro, pero... ¡Dios mío! Esto de ser padres es para, bueno, ¡para los padres!
Así que heme aquí, con los ojos saltones y sudando frío, como un desdibujado personaje de tiras cómicas, con signos de interrogación flotando sobre mi cabeza, mientras intento prepararme para asumir el cuidado y la responsabilidad totales de otro ser viviente aparte de mi gato. Tengo que ocuparme de que esta personita no crezca y se convierta en un monstruo. Si el niño resulta ser un despistado en cuanto a convenciones sociales, será mi culpa. Si no puede hallar a Luxemburgo en un mapa, cúlpenme a mí por no darle una mejor educación. Necesitará terapia, y por supuesto que la responsabilidad de eso también recaerá sobre mí. ¡Hay tantas oportunidades de equivocarme!
Recuerdo el día en que mi padre me sentó y me contó, con torpeza, aquel cuento de las semillitas y cómo venían los bebés al mundo. Fue quizás la media hora más angustiosa y vergonzosa de nuestras vidas. No puedo hacerle eso a otro ser humano.
Quizás me estoy adelantando a los acontecimientos. Me digo a mí mismo que puedo hacerlo, que seré un gran padre. Mi hijo se criará y se convertirá en un ciudadano del mundo, hecho y derecho, bien preparado y educado, y no me rechazará.
Y luego imagino que el bebé, aún seguro en el vientre de mi esposa, abre repentinamente un ojo con sorpresa cuando la idea brota en su mente: «¿Y qué pasará si mi papá no da la talla?» | Entry #1238
Voting points | 1st | 2nd | 3rd |
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24 | 4 x4 | 3 x2 | 2 x1 |
| Cuando mi mujer me anunció que estaba embarazada, sentí un revolcón en el estómago al igual que cuando se desciende vertiginosamente en una montaña rusa. Estaba encantado, sí, pero… ¡Oh Dios mío! El ser padre era, pues eso, para padres.
Así que aquí estoy, con los ojos como platos y sudando a raudales, como algún personaje de dibujos animados malo, y un montón de preguntas que revolotean por mi cabeza, mientras trato de mentalizarme para asumir el cuidado y la responsabilidad total de otro ser vivo, aparte de mi gato. Soy responsable de garantizar que este pequeño ser humano no crezca y se convierta en un completo monstruo. Si el niño resulta ser un patoso social… culpa mía. Si la criatura no encuentra Luxemburgo en el mapa, échenme la culpa por no proporcionarle una educación mejor. Necesitará terapia lo cual, por supuesto, también recaerá sobre mis hombros. ¡Tantas oportunidades para que se tuerzan las cosas!
Recuerdo el día en que mi padre me sentó junto a él y me explicó de manera torpe de dónde vienen los niños. Tal vez fuera la media hora más atroz y embarazosa de nuestras vidas. No puedo hacerle eso a otro ser humano.
Quizás me esté adelantando un poco a los acontecimientos pero me digo que soy competente, que seré un gran padre y criaré a mi vástago para que sea un ciudadano del mundo, completo, culto y honrado, y él o ella no me odiará.
Y entonces me imagino al bebé, todavía a salvo en los confines del vientre de mi mujer, de pronto abriendo un ojo, alarmado ante la duda que asalta su mente: «¿Y si mi papi es incapaz de arreglárselas?».
| Entry #1798
Voting points | 1st | 2nd | 3rd |
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15 | 2 x4 | 2 x2 | 3 x1 |
| Cuando mi esposa me dijo que estaba embarazada, sentí que el estómago me daba vueltas como en una montaña rusa empinada. Estaba emocionado, por supuesto, pero ... ¡mi Dios! La paternidad es, bueno, para los padres.
Así que aquí estoy, con los ojos fuera de las órbitas y sudando a chorros como un personaje de historieta mal dibujado; miles de signos de pregunta flotan en el aire alrededor de mi cabeza mientras trato de prepararme para todo el cuidado y la responsabilidad de otro ser aparte de mi gato. Soy responsable de asegurar que esta personita no crezca y se convierta en un verdadero monstruo. Si el chico resulta ser un idiota, será mi culpa. Si el bebé no puede encontrar Luxemburgo en el mapa, me culparán por no haberle dado una educación mejor. Necesitará terapia, y, por supuesto, también recaerá sobre mí. ¡Hay tantas oportunidades para hacer las cosas mal!
Me acuerdo del día en que mi papá me sentó y con mucha torpeza me contó sobre los pajaritos y las abejitas; quizás fue la media hora más terrible e incómoda de nuestra vida. Yo no le puedo hacer eso a otro ser humano.
Quizás me estoy adelantando un poco. Puedo hacerlo, digo; seré un padre excelente. Criaré a mi hijo y será un ciudadano del mundo completo, educado e íntegro, y no me odiará.
Y luego me imagino al bebito, todavía seguro dentro de la panza de mi esposa, abrir de repente un ojo inquieto cuando se le ocurre pensar: "¿Qué pasa si mi papi no lo puede soportar?" | Entry #2053
Voting points | 1st | 2nd | 3rd |
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14 | 2 x4 | 3 x2 | 0 |
| Cuando mi esposa mi dijo que estaba encinta sentí esa especie de vuelco en el estómago que le da a uno en cada bajada de la montaña rusa. Estaba emocionado, claro, pero... ¡Ay, Dios mío! La paternidad era para... Bueno, era para padres.
Así que aquí estoy, con los ojos desorbitados y sudando a mares como una caricatura mal dibujada, con los signos de interrogación flotando sobre mi cabeza mientras intento prepararme para todo el cuidado y la responsabilidad que me demandará otro ser vivo además de mi gato. Soy responsable de garantizar que ese pequeño ser humano no se convierta en un absoluto monstruo una vez que haya crecido. Y si llega a ser un inadaptado social, la culpa será mía. Si la criaturita no puede encontrar Luxemburgo en el mapa, será porque yo no la he educado mejor. Necesitará terapia, y eso, por supuesto, también pesará sobre mí. ¡Tengo tantas probabilidades de que las cosas me salgan mal!
Recuerdo el día en que mi padre me hizo sentar para tener conmigo la charla, con algunos titubeos, de hombres adultos. Debe haber sido la media hora más incómoda y bochornosa de su vida y de la mía. Yo no puedo hacerle eso a otro ser humano.
Tal vez me esté adelantando un poco. Lo que sí puedo hacer ahora es decir que seré un gran padre. Criaré a mi hijo para que sea un ciudadano de bien, educado, decente y no me odie.
Y luego imagino al bebé, aún a salvo dentro de los confines del vientre de mi esposa, abriendo sus ojos de repente cuando por su mente cruza un pensamiento: “¿Y qué sucederá si mi papá no puede lograrlo?”
| Entry #2060
Voting points | 1st | 2nd | 3rd |
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13 | 2 x4 | 2 x2 | 1 x1 |
| Cuando mi esposa me dijo que estaba embarazada, sentí en el estómago lo que se siente al bajar una montaña rusa. Estaba muy emocionado, por supuesto, pero Dios mío, la paternidad es… bueno ¡para padres!
Así que aquì estoy, con los ojos como lámparas y sudando a chorros. Parezco una caricatura mal dibujada, con signos de interrogación flotando alrededor de mi cabeza, mientras me preparo mentalmente para la responsabilidad total de cuidar a otro ser viviente, aparte de mi gato. Dependerá de mí que este pequeño ser humano crezca sin convertirse en un completo monstruo. Si esta criatura termina siendo inadaptada, será mi culpa. Si no puede encontrar Luxemburgo en un mapa, me culparán a mí por no haberle dado la educación adecuada. Podría llegar a necesitar terapia y, por supuesto, eso también recaerá sobre mis hombros. ¡Habrá tantas ocasiones en que podré equivocarme!
Recuerdo el día en que mi padre me hizo escuchar su ininteligible explicación de los hábitos reproductivos de los seres vivos, fue, quizás, la más penosa media hora de nuestras vidas. Yo no podría hacerle lo mismo a otra persona.
Quizá me estoy adelantando demasiado. “Puedo lograrlo --me digo a mí mismo-- seré un buen padre. Mi criatura crecerá para ser una muy educada, plena y valiosa ciudadana o ciudadano del mundo. Y nunca me rechazará"
Entonces imagino al bebé, todavía en el ámbito seguro del vientre de mi esposa, abrir alarmado súbitamente un ojo al surgir en su cabecita este pensamiento:
--¿Y si mi padre es un inepto?
| Entry #1222
Voting points | 1st | 2nd | 3rd |
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10 | 1 x4 | 3 x2 | 0 |
| Cuando mi mujer me dijo que estaba embarazada, se me revolvió el estómago de la misma manera que durante los escalofriantes descensos de la montaña rusa. Estaba emocionado, claro, pero… ¡dios mío! Educar a los hijos es una tarea que corresponde, pues eso, a los padres.
Así que aquí estoy, con los ojos como platos, y sudando la gota gorda como una caricatura mal dibujada, con signos de interrogación flotando a mi alrededor, mientras trato de prepararme para cuidar y responsabilizarme por completo de otro ser vivo, además de mi gato. Tengo la obligación de asegurarme de que este pequeño ser humano no se convierta en un auténtico monstruo cuando se haga mayor. Si el crío acaba comportándose como un imbécil en público, mea culpa. Si el niñito no puede encontrar Luxemburgo en el mapa, la culpa también es mía por no haberle dado una educación de más calidad. Necesitará ir al psicólogo y claro, eso también recaerá sobre mi conciencia. ¡Habrá tantas ocasiones para tomar la decisión equivocada!
Recuerdo el día en que me tuve que sentar junto a mi padre mientras me hablaba, visiblemente incómodo, acerca la cigüeña. Fueron quizá los 30 minutos más penosos y embarazosos de nuestras vidas. No puedo hacerle lo mismo a otro ser humano.
A lo mejor me estoy precipitando. Soy capaz de hacerlo, me digo a mi mismo. Seré un gran padre. Mi hijo se convertirá en un ciudadano ejemplar del mundo, educado y sensato, y no me odiará.
Y después me imagino al bebé, todavía a salvo en el vientre de mi mujer, abriendo los ojos de repente, alarmado, a medida que le surge la duda: “¿Qué ocurrirá si al final mi padre no da la talla?”
| Entry #1381
Henar Chico (X)Estados Unidos Voting points | 1st | 2nd | 3rd |
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10 | 2 x4 | 1 x2 | 0 |
| Cuando mi mujer me dijo que estaba embarazada, sentí un nudo en el estómago como el que te agarra en una bajada violenta de la montaña rusa. Bueno, sí, estaba entusiasmado, pero..., ay, Dios mío..., la paternidad era, digamos, ¡para padres!
Y aquí estoy, parezco un dibujo animado mal hecho, con los ojos desorbitados y transpirando litros de agua, con signos de interrogación que flotan alrededor de mi cabeza, mientras trato de prepararme para asumir toda la responsabilidad de cuidar a otro ser vivo, además de a mi gato. Debo asegurarme de que cuando este pequeño crezca no se convierta en un auténtico monstruo. Si este niño se transforma en un imbécil, será mi responsabilidad. Si no puede encontrar Luxemburgo en el mapa, yo tendré la culpa por no haberle brindado una educación mejor. Necesitará terapia y, por supuesto, eso también pesará sobre mis espaldas. Es decir, ¡demasiadas oportunidades para fracasar!
Me acuerdo del día en que mi padre me sentó y, con gran torpeza, me empezó a hablar de los pajaritos y de las abejas; debe haber sido la media hora más insoportable de la vida de ambos. Yo no puedo hacerle eso a otro ser humano.
Probablemente, me esté adelantando un poco a los hechos. Por momentos digo: “yo puedo con esto”, “seré un gran padre”, “criaré y educaré muy bien a mi hijo”, “será un ciudadano del mundo íntegro y cabal, y no me odiará”. Y luego imagino al bebé aún seguro dentro de la panza de su madre, que de repente abre un ojo alarmado mientras lo asalta una pregunta: “¿Y si mi papá no puede con esto?”. | Entry #1927
Carolina Fryd (X)Argentina Voting points | 1st | 2nd | 3rd |
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9 | 1 x4 | 2 x2 | 1 x1 |
| Cuando mi esposa me contó que estaba embarazada, tuve esa sensación de vacío en el estómago que te golpea cuando vas descendiendo por una montaña rusa. Me sentía animado, sí, pero…¡Dios mío! La paternidad era para, …como decirlo, padres.
Así es que aquí estoy, de pie, con los ojos desorbitados y sudando tinta, como lo haría un personaje de caricatura mal dibujada. Veo signos de interrogación flotando en el aire alrededor de mi cabeza mientras trato de prepararme para hacerme cargo y ser responsable de otro ser viviente, aparte de mi gato. Soy el responsable de que este pequeño ser humano no crezca y se transforme en un monstruo. Si el niño se transforma en un cretino social – será mi culpa. Si el niño no puede encontrar Luxemburgo en el mapa, será mi culpa por no darle una mejor educación. Necesitará terapia, y por supuesto eso también me pesará. ¡Tantas posibilidades de equivocarse!
Recuerdo el día en que mi padre me sentó y me contó en forma muy poco delicada acerca de los pájaros y las abejas; esa fue tal vez la media hora más penosa y embarazosa de nuestras vidas. Yo no podría hacerle eso a otro ser humano.
Tal vez me estoy anticipando demasiado en este momento. Yo lo puedo hacer, me digo; seré un gran padre. Mi hijo crecerá como un ciudadano del mundo, equilibrado, educado, honrado y él o ella no me odiará.
Después me imagino al bebé, aún a salvo dentro de los confines de la barriga de mi esposa, repentinamente abriendo un ojo alarmado mientras un pensamiento aparece en su mente: “¿Qué pasará si mi papá no lo logra?
| Entry #1420
Voting points | 1st | 2nd | 3rd |
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9 | 2 x4 | 0 | 1 x1 |
| Cuando mi esposa me informó que estaba embarazada, se me hizo un nudo en el estómago como cuando uno se lanza por la montaña rusa. Sí, estaba emocionado, pero, Dios mío: ser padre era, al fin y al cabo, para padres.
Así es que me encuentro, con los ojos como plato, traspirando la gota gorda como personaje de historieta barata, lleno de preguntas que revolotean por mi cabeza, tratando de prepararme para el cuidado absoluto y la responsabilidad por otro ser, que no es mi gato. Asegurarme de que esta pequeña personita crezca sin convertirse en un monstruo es mi responsabilidad. Si el niño resulta un inadaptado social, será mi culpa. Si el pequeño no logra encontrar Luxemburgo en el mapa, échenme la culpa por no haberle brindado una mejor educación. Necesitará terapia, y por supuesto eso también recaerá sobre mis hombros. ¡Tantas son las oportunidades para equivocarse!
Recuerdo el día en que mi padre se sentó a hablarme, con toda torpeza, sobre las verdades de la vida; aquella fue, probablemente, la más horrible y penosa media hora en la vida de ambos. Yo no podría hacerle eso a otro ser.
Quizás me estoy anticipando un poco. Puedo hacerlo, me digo; seré un gran padre. Mi hijo, o hija, será criado para convertirse en un equilibrado, educado e íntegro ciudadano del mundo, y no me detestará.
Y de pronto imagino al bebé, aún cobijado dentro del vientre de mi esposa, abriendo repentinamente un ojo, alarmado por un pensamiento: ¿y si mi papá no tiene pasta para ser padre?
| Entry #1535
Voting points | 1st | 2nd | 3rd |
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8 | 0 | 3 x2 | 2 x1 |
| Cuando mi esposa me dijo que estaba embarazada, me sobrevino esa sensación que pega en el estómago cuando vas de picada en una montaña rusa. Claro, estaba emocionado, pero…. ¡Por Dios! El criar hijos era una actividad para…bien, pues, padres.
Así que aquí me encuentro, atolondrado y sudando a chorros como un personaje de caricatura mal dibujado, con signos de interrogación flotando alrededor de mi cabeza mientras me trato de preparar para cuidar y responsabilizarme de un ser viviente que no es mi gato. De mí depende asegurar que este pequeño ser humano no se convierta en un monstruo al crecer. Si de grande resulta ser un completo fracaso social – será culpa mía. Si el nene no puede encontrar Luxemburgo en el mapa, la culpa será mía por no brindarle una mejor educación. Necesitará de terapia, y por supuesto que eso será culpa mía también. ¡Son tantas las probabilidades de cometer errores!
Recuerdo el día en que mi padre me sentó frente a él y con incomodidad me habló sobre la manera en que vienen los niños al mundo; creo que esa fue la media hora más insufrible y embarazosa de nuestras vidas. Yo no le podría hacer eso a otro ser humano.
Tal vez me estoy preocupando demasiado. Definitivamente esto es algo que puedo hacer; seré un gran padre. M hijo será criado como un ciudadano del mundo bien portado, educado y recto, y no tendrá resentimientos hacia mí.
Y luego me imagino al bebé, aún seguro dentro de los confines del vientre de mi esposa, abriendo repentinamente los ojos alarmado cuando le asalta la duda: ¿Qué pasará si mi padre no puede con el paquete?
| Entry #1760
Voting points | 1st | 2nd | 3rd |
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8 | 1 x4 | 2 x2 | 0 |
| Cuando mi mujer me dijo que estaba embrazada, sentí ese vuelco en el estómago que te azota cuando desciendes por una pronunciada montaña rusa. Estaba emocionado, sí, pero...Dios mío, la paternidad era para, pues eso, padres.
Así que allí estaba yo, ojiplático y sudando la gota gorda como un pobre personaje de dibujos animados cualquiera. Los interrogantes sobrevolaban mi cabeza mientras intentaba concienciarme de los cuidados y responsabilidad que implicaba tener a otro ser viviente a mi cargo, aparte de mi gato. Soy el responsable de que esa personita no crezca y se convierta en un auténtico monstruo. Si el niño resulta ser una lacra para la sociedad: mi culpa. Si el crío no es capaz de situar Luxemburgo en el mapa, me culparan por no haberle proporcionado una mejor educación. Necesitarán terapia y eso, por supuesto, también rondará mi cabeza ¡Son demasiadas posibilidades de meter la pata!
Me acuerdo del día en que mi padre me sentó y me contó de manera extraña la historia de los papás y la semillita. Ésa fue quizás la media hora más terrible y embarazosa de nuestras vidas. No podría hacerle eso a otro ser humano.
Puede que esté yendo demasiado lejos. Sí que puedo hacerlo, me digo: seré un gran padre. Mi hijo será un niño bien alimentado, culto y destacado ciudadano del mundo y él o ella no me odiará.
Y ahora pienso en el bebé, aún a salvo en los confines del vientre de mi mujer, que de repente abre un ojo, alarmado, cuando un pensamiento invade su cabeza: ¿qué pasa si mi padre simplemente no es capaz? | Entry #2069
Voting points | 1st | 2nd | 3rd |
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7 | 0 | 2 x2 | 3 x1 |
| Cuando mi esposa me dijo que estaba embarazada, noté esa sensación de revoltijo en el estómago que se experimenta al caer en picado por una montaña rusa. Estaba entusiasmado, sí, pero es que... Dios mío. Eso de ser padre se suponía que era, bueno, para padres.
Así que aquí estoy, con los ojos fuera de sus orbitas y sudando a mares como un monigote de dibujos animados, con signos de interrogación pululando alrededor de mi cabeza, mientras intento prepararme para asumir el total cuidado y responsabilidad de otro ser vivo aparte de mi gato. Soy yo el encargado de asegurarse de que este pequeño ser humano no crezca y se convierta en un completo monstruo. ¿Que el chico acaba siendo un idiota social? Culpa mía. ¿Que la nena es incapaz de señalar Luxemburgo en el mapa? Culpa mía también por no haberle proporcionado una mejor educación. Tendrán que ir a terapia y, desde luego, eso pesará también sobre mi conciencia. ¡Cuántas posibilidades para meter la pata!
Recuerdo aquel día que mi padre hizo que me sentara con él y se armó un lío para contarme lo de los pajaritos y las abejitas; esa fue, posiblemente, la media hora más insoportable y embarazosa de nuestras vidas. Yo no podría hacerle eso a otro ser humano.
Quizás me esté adelantando un poco a los acontecimientos. Puedo hacerlo, me digo; voy a ser un gran padre. Criaré a mi hijo o hija para que sea un ciudadano del mundo equilibrado, con una buena educación, honrado y que no me odie.
Y entonces me imagino al bebé, seguro aún en los confines del vientre de mi mujer, que de repente abre un ojo alarmado mientras la idea cruza su mente: “¿Oye, y si mi padre simplemente no se las arregla?”
| Entry #2080
Voting points | 1st | 2nd | 3rd |
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7 | 1 x4 | 0 | 3 x1 |
| Cuando mi esposa me dijo que estaba embarazada, tuve esa sensación de estómago revuelto que te golpea en una vertiginosa montaña rusa. Estaba emocionado, sí, pero... Dios mío. La paternidad es, pues, para los padres.
De modo que aquí estoy, con los ojos saltones y sudando a baldes como un personaje de historieta mal dibujado, con signos de interrogación flotando en el aire sobre mi cabeza mientras intento prepararme para asumir plenamente el cuidado y la responsabilidad de otro ser viviente además de mi gato. Me toca la responsabilidad de asegurarme que este hombrecito, cuando crezca, no se vuelva un verdadero monstruo. Si el chico se vuelve un imbécil social... es culpa mía. Si la criatura no es capaz de encontrar Luxemburgo en el mapa, échenme la culpa por no proveer una mejor educación. Necesitarán terapia, y por supuesto esto también pesará sobre mis hombros. ¡Tantas posibilidades de equivocarse!
Recuerdo el día en que mi padre me sentó y me habló torpemente de las flores y las abejas; tal vez fue ésta la media hora más penosa y vergonzosa de la vida de ambos. No le puedo hacer esto a otro ser humano.
Tal vez me estoy adelantando aquí. Que sí puedo, digo; seré un gran padre. Mi hijo será criado como un ciudadano del mundo, bien formado, educado y honrado, y no me odiará.
Entonces imagino el bebé, todavía a salvo dentro de los confines del seno de mi esposa, abriendo repentinamente un ojo alarmado mientras un pensamiento le viene a la mente: "¿Qué pasa si mi papá simplemente no está a la altura?"
| Entry #1946
Voting points | 1st | 2nd | 3rd |
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5 | 1 x4 | 0 | 1 x1 |
| Cuando mi esposa me dijo que estaba embarazada, me dio esa sensación de vacío en el estómago que nos entra cuando vamos cuesta abajo sobre una montaña rusa. Estaba emocionado, como no, pero… Dios mío, la paternidad era cosa de, bueno, padres.
Así que acá estoy, con los ojos saltones y sudando la gota gorda como un personaje de caricaturas mal dibujado, con signos de interrogación flotando en el aire alrededor de mi cabeza, mientras trato de prepararme para asumir la responsabilidad y el cuidado total de otro ser viviente aparte de mi gato. En mí recae el deber de asegurar que este pequeño ser humano no crezca y se convierta en un completo monstruo. Si el niño se vuelve un inadaptado social, es por mi culpa. Si la nena no sabe hallar a Luxemburgo en el mapa, échenme la culpa por no brindarle una mejor educación. Ellos necesitarán tratamiento psiquiátrico y, por supuesto, pagaré el pato también por eso. ¡Cuántas oportunidades para dar un paso en falso!
Recuerdo el día que mi padre me sentó y con incomodidad me habló de cómo se hacen los niños. Tanto para él como para mí, esa fue quizás la más insufrible y bochornosa media hora de nuestras vidas. Yo no le puedo hacer eso a otro ser humano.
Quizá me esté precipitando un poco. Lo puedo hacer, digo yo; seré un gran padre. Mi hijo o hija será criado para que se convierta en un ciudadano del mundo bien preparado, educado y honorable, y no me guardará rencor.
Y entonces me imagino al bebé, aún seguro en los confines del vientre de mi esposa, abriendo de repente los ojos desmesuradamente al pensar: “¿Y si mi papá no puede con la tarea?”
| Entry #2044
Voting points | 1st | 2nd | 3rd |
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5 | 1 x4 | 0 | 1 x1 |
| Cuando mi mujer me dio la noticia de que estaba embarazada, tuve esa sensación de vértigo que te da cuando caes a pique desde lo alto de la montaña rusa. Claro que me entusiasmó la idea, pero… ¿qué quieres que te diga? ¡Era demasiado fuerte! Eso de la paternidad era, ¿cómo decirlo?, ¡para los padres!
Y aquí estoy, con los ojos desorbitados y sudando a baldes como un patético personaje de dibujitos animados. Los signos de interrogación bailan el ula-ula a mi alrededor, mientras me vuelvo loco tratando de convertirme en un hombre aplomado y responsable, capaz de cuidar de otro ser viviente que no sea el gato. Tengo que hacer todo lo humanamente posible para que, cuando crezca, esta personita no se convierta en un energúmeno o un cuco para la sociedad. Si el nene (o la nena) acaba siendo un banana sin remedio, culpa mía. Si no es capaz de encontrar Luxemburgo en el mapa, culpa mía por no haberle dado una educación más esmerada. El pobre zoquete tendrá que ir al sicólogo y, ni qué hablar, eso también recaerá sobre mis hombros. Es que, de repente, ¡son tantas las posibilidades de dar un paso en falso !
Todavía me acuerdo del día en que mi viejo, con más ganas de tomarse las de Villadiego que de otra cosa, me sentó junto a él e hizo lo mejor que pudo por explicarme el asunto de las abejas y los pajaritos. Dudo que ni él ni yo hayamos pasado jamás por una experiencia de mayor bochorno y violencia interior. No, no; es que simplemente no puedo hacerle algo así a otro ser humano.
Ahora, digo yo, ¿no me estaré adelantando un poco a los acontecimientos?Hmm, ya sé,: voy a ser, lo que se dice, un padre ejemplar; voy a criar a mi hijo de tal manera que, cuando crezca, sea un perfecto ciudadano del mundo - completo por donde lo mires, educado, digno. ¡Y hasta me las voy a ingeniar para que no me aborrezca por todo eso!
Justo cuando creo estar poniedo en orden los pensamiento en mi pobre sabiola, se me cruza por la mente que el bebé, todavía seguro dentro del regazo protector de la barriga de su madre, entreabre los ojitos frunciendo el ceño con cara de preocupado y se pregunta: “¿y si mi papi simplemente no se la banca?”
| Entry #1774
Voting points | 1st | 2nd | 3rd |
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2 | 0 | 0 | 2 x1 |
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